¿Cuanto más comes, más quieres? El metabolismo del azúcar

Estás lleno, has comido calorías para acabar un Ironman, pero ves el postre…Y ¡mmm! aún te lo quieres comer… ¿Porque? Porque cuanto más comes más quieres.

Sal del bucle! Te levantas y te comes un plato de espaguetis a las 14:00 y a las 16:00 sientes hambre y picas unas tostadas, pero en la merienda ya estás hambriento, si dejas el pan te sientes sin fuerza y hambriento…

¿Qué sentido tiene, estar lleno y aún tener ganas de tomar postre?

Pues esto es natural y lógico, ya que el sistema que regula la saciedad, en el que se han construido estas hormonas y mensajes metabólicos de legalización, esta todo perfectamente regulado para sobrevivir y gracias a esto hemos podido llegar hasta el día de hoy.

CASO PRÁCTICO

Para resumirlo y hacer entrar en coherencia lo que digo imaginemos el mundo donde se crea este todo esto que nos ayudó a sobrevivir y ahora nos hacen gordos, hambrientos y tristes.

Un homo sapiens en su hábitat natural, sin pasta, pan, azúcar ni harina, que gasta miles de calorías al día: corre, escapa, caza y lucha horas y horas a diario.

Si encuentra una de las escasas fuentes de azúcares, tras días y días de escasez, tiene que consumir todo lo que sea posible de una sentada, comer y comer hasta el límite, ya es una fuente rápida de energía que se convertirá en grasa rápidamente siendo una preciosa reserva para sobrevivir, quizás no haya más azúcares en meses (por ejemplo en invierno en latitudes como en Europa).

Los que comían más, sobrevivían más y tenían hijos en una época donde pasar hambre y estar desnutrido es lo normal; así que, el hambre y la locura por lo dulce sirvió entre otras cosas para que nos valiese la pena escalar un árbol, enfrentarnos a miles de picadas de abejas, para conseguir un poco de miel o caminar largas distancias para encontrar frutas, compitiendo con el resto de animales, solo en temporada donde era posible.

Pero hoy en el mundo de la sobre-alimentación, seguimos manteniendo ese sistema ancestral que no se ha adaptado a los supermercados, a las harinas refinadas hasta en la sopa (claramente en la sopa